Etiquetas

, , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Esto que veis es la pantalla informativa del tren que me traía de nuevo a Polonia. Y la lectura de segunda fila la velocidad: 245 km/hora. Como dice el muñeco, como para salir corriendo.

Habíamos partido de Burgos con unos 15 minutos de retraso, aunque al maquinista parecía no importarle demasiado. Incluso estuvimos materialmente parados unos diez minutos más a la altura de Briviesca. Seguimos acumulando retrasos hasta superar la media hora, a la altura de Tudela.

Pero fue pasar Lérida y cambiar el asunto. ¿Hay mejores vías en Polonia?Varios pasajeros nos preguntábamos si acaso el maquinista no habría sido abducido por el espíritu de Fernando Alonso. Durante algo menos de una hora viajamos a una velocidad que oscilaba entre los 230 y los 250 kilómetros por hora. Más de uno (me incluyo) trajo a su mente el fatal desenlace del tren Madrid – Vigo.

No se trataba de un AVE, sino de un ALVIA, como en ese caso desgraciado. Y aunque transmitía bastante seguridad…. pues eso, que no me hizo falta corbata. Sólo faltaba un accidente por ir a «la mina».

Finalmente, llegamos con 25 minutos de retraso, lo que daba pie a una reclamación ante Renfe por retraso. Asesorado por un viajero experto, cursé la misma por la web dos días después…. y de inmediato, el 40% del importe abonado en la tarjeta. No hay mal que por bien no venga…. pero dejemos la F1 para la gran pantalla, con el amigo Antonio Lobato. 

45 minutos más tarde en casa, después de un trasbordo, 13 paradas de metro y un autobús. Izando la bandera otra vez en Base Nuevo Gamonal.