Ha pasado casi una semana, y todavía no me lo creo. Más bien, me resisto a aceptar…. que ya te has ido. Sin ruido, con tu sonrisa burlona y perenne. Bien pareciera estar a punto de contarme el siguiente chiste, el último chascarrillo o aquello que una vez te ocurrió.
Dejaremos de oir alto y claro aquello de «…avançe el següent, sisplau», y tu voz serena intentando calmar las desbocadas energías del nervioso nuevo. O sublevarte porque, una vez más, te di las gracias por algo. O explicarnos que las máquinas se bloquean a causa de nuestras energías mal canalizadas.
Es ley de vida, y ahora te toca a ti vivir. Vivir con mayúsculas. Retirarte de esta labor ingrata, agotadora. Salir del corral donde a menudo abrevan algunos asnos, y otras personas. Dejar atrás tantos años, tantos amigos y tantas cosas. Sé que no sufrirás por irte, porque lo tenías asumido y largamente deseado. A pesar de tu fidelidad absoluta al Imperio. Sobre todo, a tenor de la que está cayendo.
En teoría, ya estoy yo para ocupar tu sitio…. aunque esto te provocará más risas que tranquilidad. Sea como fuere, has llegado a tu destino. Sólo te queda vivir y labrar tus inquietudes personales y profesionales. Porque eso significa de verdad retirarse, que es diferente de envejecer.
No puedo, amigo Terrades, disimular mi rabia emocionada. Maldita sea. Aunque desee para ti precisamente este retiro y la felicidad que devenga. Pocas veces había aprendido tanto de alguien, y en tan poco tiempo. En lo profesional y en lo personal. Pocas veces he caminado sobre el alambre, confiado en que la red me acogería si algo saliese mal. Huérfano estoy ya de red y de tu presencia «coñona», como calificas a la mía.
Sé cuánto bien hubiera recibido de tu ayuda y tu presencia. Aunque también sé que esto retrasaría mis primeros pasos en esta nueva profesión de administrar vidas, dineros y miserias. Sea como fuere, de nada sirve lamentar, porque no está en nuestras manos cambiar nada de esto. Me consuela el hecho de que puedo seguir mirándome en tu espejo, y seguir aprendiendo de ti, en la distancia, el espacio y el tiempo.
Sólo espero seguir teniéndote a mi lado. Alguien de tu entorno cree firmemente que si la vida te ha puesto en mi camino, no es por casualidad. Hay razones que sólo la vida entiende.
Disfruta ya en fin de tu inmortalidad, querido Terrades, porque bien merecido lo tienes. Y verdaderamente y al margen de chascarrillos y coñas…. no puedes pasar a mejor vida. Quédate sobre todo con el amor de los tuyos, la amistad emocionada de tus más cercanos, y el reconocimiento de todos los que contigo han estado, incluidos muchos asnos y animales de toda clase y condición.
Nunca nadie me dio tanto en tan poco tiempo, y creo que nunca he deseado a nadie la intensa felicidad que imagino para ti.
Hi ha emocions que no puc explicar amb paraules.
A reveure, amic.